A lo largo de la historia del periodismo han habido muchos momentos de reciclaje de periodistas. Los medios de comunicación han cambiado mucho a través de los tiempos, sobre todo tecnológicamente. Se pasó de la máquina plana a la rotativa, de las tejas de plomo a los polímeros, de las máquinas de escribir a los ordenadores, de transporte por tierra, mar y aire, al rayo láser… pero nunca hasta ahora se había producido una masacre de mano de obra tan despiadada como la actual. Es el reciclaje de periodistas a los 55, un drama que ha puesto en jaque a la generación que hizo grandes a los medios de comunicación, que ahora fanfarronean denominándose grupos de comunicación. La tecnología haciendo esclavitud entre los hombres… ahí es nada.

Hay muchos compañeros que por desgracia han caído en las «redes» fraudulentas de los consejeros delegados de los medios, que los han dejado tirados en la calle a los 50 años de edad, después, en algunos casos, de haberse dejado la piel en esa casa, su casa, durante más de 30 años. Consejeros delegados que no saben de hombres, ni de nombres, ni de profesionales. Solo saben de números, y poco. Es la plaga de «parados» seniors en busca del reciclaje a partir de los 55.
La tarea no es nada fácil, pero hay que levantarse y continuar para no quedarse humillado tan injustamente. Todo comenzó hace unos ocho o diez años, cuando los medios de comunicación, en especial los periódicos, eran ya compañías multimedia. Llegaron las páginas web, las redes sociales, los blogs… y con todo ya inventado en el periodismo, una serie de niñatos consentidos comenzaron a asaltar las redacciones sin tan siquiera ser profesionales del periodismo. Eran y son hijos de papá «dueño» y claro, les molestaba estar a las ordenes de unos cincuentones caducos, que no entendían nada de la comunicación moderna.
Vendieron un humo que intoxicó a las empresas. Los números no salían porque no es nada fácil mantener una televisión que no ve nadie ni una radio que no escucha casi nadie, y el apoyo de una página web de mal diseño y de informaciones precipitadas que no tenía más entradas que las de algún que otro familiar de los, digamos, «juniors», esos a los que los consejeros delegados les pagan cuatro «pelas» por juntar cuatro líneas sin importar ni la calidad ni la credibilidad del medio.
Reciclaje con los ERES
Entraron en liza los famosos ERES con la llegada de la «falsa» crisis de Zapatero y los despidos pactados, que no eran otros que los obligados bajo aquella premisa de: «son lentejas, si quieres las comes y si no, las dejas». Los consejeros delegados se apoyaron en directivos inútiles y vagos a los que no podían echar a la calle porque estaban muy blindados, para que hicieran informes rapiditos de los «seniors», con el objetivo de dejar las redacciones en una cuarta parte y volcarse en el ya instaurado «on line». Esa es la triste realidad de unos medios cada vez de menos calidad y con pérdidas multimillonarias.

Los «seniors» con 50-55 años se veían en la calle con un oficio en el paro y sin beneficio. Era reciclarse o morir. Dos años de paro se acaban rápido y las tristes indemnizaciones, también. No se podía pensar en tocar a las puertas de ningún otro periódico porque todos habían hecho lo mismo y quedaba la salida de, bajando las pretensiones económicas y después de haber pasado por una «planta de reciclaje», llamar al timbre de los medios «on line», que ya con 10 años de experiencia les iban comiendo terreno al papel.
Para ello había que invertir parte de la indemnización en adecuar los conocimientos tecnológicos a los tiempos. Demostrar, no había que demostrar nada, porque lo único que quedó demostrado es el gran ridículo que hicieron los consejeros delegados exterminando a la experiencia a cambio de acoger a la ineptitud. Los «seniors» comenzaron a navegar por las redes sociales, que después de unos años dominan perfectamente, y en los dispositivos de tratamientos de contenidos en internet. Los medios digitales aprovecharon ese exterminio y se quedaron poco a poco con la experiencia y claro, ahora las páginas web de los periódicos son ilegibles, mucho más cuando hay medios «on line», que tienen ya en sus nóminas a la experiencia, a los hombres y a los nombres que un día fueron vilipendiados por esos que llevarán, en no mucho tiempo, a la desaparición del papel y a la «chonificación» de las televisiones.
Un buen sitio para realizar este reciclaje es Aula CM en Madrid. Es una academia, que sin estruendos, te enseñan este nuevo mundo a modo de master o de cursos sueltos con un nivel optimo en los profesores y las instalaciones. Ellos se definen como «apasionados del mundo de la Comunicación on line, el Community Manager y el Marketing de Contenidos», justo lo que nos hace falta a los periodistas que nos tenemos que reciclar. Están en la calle Orense de Madrid y se llaman: Bruno, Fer, Elena, Ernesto, Alicia, David y Borja.

[…] Descripción de los pasos, a modo de reciclaje, que han seguido los periodistas de más de 50 años de edad cuando sus medios prescindieron de ellos […]
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